El
Ciberriesgo y la digitalización
acelerada de los servicios financieros
no solamente debe tener un enfoque hacia habilitarlos, sino que también tienen que evaluarse posibles vulnerabilidades que ponen en riesgo la reputación de los Bancos.Del otro lado, el 2021 se presenta con un panorama inhóspito tras los efectos del COVID-19 y el distanciamiento social en la
economía de América Latina
, cientos de miles de negocios han cerrado y la región experimentó una contracción del mercado de -7.7% de acuerdo al CEPAL.“No cabe duda de que la situación económica que enfrentamos hoy se caracteriza por una profunda incertidumbre. Mirar hacia el futuro rara vez ha sido más difícil.”
Christine Lagarde, Presidente del Banco Central Europeo
Por lo tanto, estos dos macro factores afectarán desde diferentes aristas a los Bancos, lo que pondrá a prueba sus capacidades para afrontar situaciones adversas, recuperarse y garantizar sus operaciones. Durante 2020 las
instituciones financieras
lo hicieron bien, habilitando canales digitales
y contribuyendo sustancialmente a soportar la emergencia, al mantener la estabilidad financiera y el flujo transaccional.La resiliencia se convierte en un imperativo para la Banca, al tiempo que la
transformación digital
busca dotar de mejores capacidades de respuesta ante nuevas crisis. De acuerdo al estudio de IDC, Crisis is Accelerating Digital Transformation in Banking, Again, menos del 20% de las instituciones financieras en todo el mundo afirman que se han “recuperado a una nueva normalidad.”De acuerdo a la consultora Accenture, cada estrategia Bancaria post-pandemia debería estar definida por su madurez digital y su resiliencia ante el COVID-19. Una vez que los altos directivos identifiquen cómo está posicionado su Banco, pueden aplicar la estrategia adecuada para emerger más fuertes y mejor ubicados para un mundo post-COVID-19.
Transformación Digital Resiliente
Una de las claves para mejorar la resiliencia en la Banca está en proveer de agilidad para adaptarse al cambio. Durante el 2020, las solicitudes de crédito aumentaron drásticamente, así como el uso de los canales digitales como Banca Móvil y Online, esto provocó que en algunos casos el
Core Bancario
no pueda soportar la saturación, por lo que se generaron fallas o la caída del sistema.Los sistemas legados no tenían la agilidad para adaptarse a la creciente demanda de servicios financieros, así como la flexibilidad y la escalabilidad necesaria. El estudio de IDC encontró que el 89% de los Bancos en América del Norte y 83% en EMEA (Europa, Oriente Medio y África) están aún enfocados en la continuidad del negocio, optimización de costos y en construir resiliencia en sus operaciones. Mientras que el 77% de los Bancos en la región APAC (Asia - Pacífico), donde la pandemia impactó en primer lugar, su enfoque está en acelerar los proyectos de transformación a largo plazo y centrarse en la innovación.
La resiliencia tiene que integrarse dentro de los esfuerzos de transformación digital. A pesar de que las actualizaciones de TI llevan riesgos, son necesarias con un enfoque a largo plazo. Los Bancos no pueden simplemente retrasar la sustitución de sus sistemas legados, con la finalidad de evitar riesgos de migración y ejecución; porque del otro lado las pérdidas son mayores.