La crisis sanitaria propiciada a principios de 2020 por la pandemia de la COVID-19, supone un cambio de paradigmas a nivel social y económico. Las actividades diarias que realizan las personas, en su mayoría, giran alrededor de procesos cada vez más digitalizadas y, por consiguiente, más sensibles a amenazas cibernéticas. Es ahí donde las políticas de ciberseguridad juegan un rol fundamental para salvaguardar los derechos de los ciudadanos en el ámbito digital, tales como la privacidad y la propiedad. Aumentar la confianza de los ciudadanos en las tecnologías digitales, y que éstos puedan sentirse cómodos accediendo a dichas tecnologías, es clave.
Con la evolución de las tecnologías de la información y la comunicación - TIC, además de los cambios de comportamiento de consumo a partir de la pandemia, el sector financiero enfrenta constantemente desafíos de riesgo cibernético, al ser la banca una de las industrias con mayores índices de digitalización.
Ingeniería social y los ciberataques
Estos, en su mayoría, son utilizados para ataques de tipo financiero. Aquí algunos de ellos:
Phishing
: La suplantación de sitios web para la captura de datos personales es una de las principales amenazas a las que se ve enfrentado el usuario de la banca móvil o aquellos que realizan transacciones en Internet de forma frecuente.Ramsomware
: También conocido como Faketoken, ha generado pantallas falsas de inicio en sesión en 2.000 aplicaciones bancarias para robar accesos de usuarios y realizar operaciones fraudulentas.- Tráfico encriptado: Se trata de tráfico cifrado que genera falta de visibilidad y, por ende, ataques recurrentes. Según un estudio de Gartner del 2015, el tráfico encriptado representa entre el 15% y el 25% del tráfico total web que contiene datos confidenciales y personales. Esa estadística ha mejorado desde que los bancos han cambiado su sitio http por https, sin embargo, los ciberdelincuentes evolucionan en sus operaciones y el tráfico cifrado sigue siendo una amenaza.
¿Cómo la banca lucha contra los ciberataques?
Los ciberataques forman parte de la lista de riesgos globales, acorde al informe publicado por el Foro Económico Mundial, en donde de 750 expertos, el 76.1% aseguró que en 2020 aumentaron los ciberataques a infraestructuras y el 75% espera un aumento de los ataques en busca de dinero o datos. Eventos de ingeniería social y software espía (malware o troyanos) fueron los más frecuentes contra sus usuarios de servicios financieros.
Es así que más del 60% del total de las
entidades bancarias
en la región impulsa la gestión del riesgo de seguridad digital de la siguiente manera:- 65% exigiendo la adopción de buenas prácticas de seguridad.
- 63% fomentando la capacitación y sensibilización en seguridad digital.
- 60% impulsando planes de seguridad digital.
Asimismo, más del 90% de entidades bancarias en la región ha implementado procesos de detección y análisis de eventos de seguridad digital como cortafuegos y actualizaciones automatizadas de virus y sistemas. Esto con el fin de prevenir riesgos cibernéticos que podrían perjudicar, en gran medida, no solo la experiencia de usuario sino también la confianza hacia las entidades financieras.
Es por ello que, con el incremento de usuarios digitales y las facilidades de acceso a la tecnología, la
industria financiera
tiene varios retos en términos de ciberseguridad en los que debe trabajar y son clave para su crecimiento.En esa línea, los países del G7 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido) han adoptado un marco común para proteger al sector financiero de ciberataques ante el creciente número de delitos de este tipo. Se trata de un conjunto de medidas no vinculantes, entre las que destaca el mayor intercambio de información y la revisión de las estrategias de ciberseguridad. Estos, sin duda, marca una hoja de ruta importante para el
sector financiero
mundial en cuanto al diseño de estrategias de ciberseguridad.Fuente: G7 Cyber Experts Group
Se puede decir entonces que, aunque las entidades financieras son cada vez más conscientes del riesgo que supone sufrir un ataque cibernético, no hay ningún método infalible para evitarlo. Es por ello que se deben tomar acciones de ciberseguridad e implementar mecanismos que impulsan la protección de las operaciones financieras a través de inteligencia artificial, tecnología blockchain, datos biométricos y procesos de autentificación, para así procurar la seguridad tanto de la entidad financiera como del usuario.