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Las Entidades Financieras que ofrecen opciones de financiación a proyectos enfocados en energías renovables o impulsados por la lucha contra el cambio climático, son conocidos como Bancos Verdes o por su terminología en inglés Green Banking, las cuales juegan un papel fundamental para que las organizaciones puedan consolidar una economía sostenible que esté centrada en los usuarios y también en el planeta.
Además, los Bancos Verdes son fundamentales como vínculo de desarrollo comunitario, con inversiones sostenibles que permitan hacer frente a los desafíos del mundo actual. Este tipo de financiamiento se implementa para cumplir con las metas propuestas por el Acuerdo de París y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Por si te empezabas a preguntar si cualquier Banco se puede autodenominar ‘‘verde’’, la respuesta es no.
Para que una
Institución Financiera
sea considerada como parte del ‘‘Green Banking’’ debe contar con una Certificación B Corp o
Certificación de Empresa B
que respalde su desempeño en materia social, ambiental, transparencia y responsabilidad.
El aval certifica que se encuentran liderando el camino hacia un futuro más sostenible, en donde se impulse una economía circular que apoye a la disminución de emisiones de carbono, fomente una cultura corporativa más incluyente y genere conciencia respecto a la manera en la que utiliza los recursos.
Otro de los factores que han impulsado el crecimiento de los Bancos Verdes en el mundo, además de hacer frente a la inevitable crisis de cambio climático, son los requisitos ESG de los inversionistas para financiar proyectos, es decir, factores ambientales, sociales y de gobierno corporativo que se deben tener en cuenta a la hora de invertir en una empresa.
En los últimos dos años que el mundo ha vivido la pandemia por el Covid-19, ha incrementado la concientización sobre la relevancia de las
Finanzas Sostenibles
que equilibre la estabilidad económica con la protección del medio ambiente.
En América Latina y el Caribe, por ejemplo, las finanzas sostenibles crecieronm de USD 13.600 millones en septiembre del 2019 a USD 30.200 millones para fines de junio del 2021. Chile es el líder de la región por volumen de emisiones, especialmente de Bonos Verdes Soberanos, los cuales, según el Ministerio de Hacienda de Chile, son aquellos bonos emitidos por cada gobierno y utilizados como una herramienta para obtener inversiones que estén dirigidos a Activos Verdes o
proyectos sostenibles
que contribuyan a un mayor desarrollo financiero y sostenible, generando una fuerte capacidad de resiliencia al cambio climático.
Por otro lado, Ecuador se encuentra en el puesto 11 entre los 14 países emisores en la región de bonos verdes, sociales y sostenibles.
En Ecuador se promueven iniciativas como el evento “Premio Verde”, un evento anual que realiza el
Banco de Desarrollo del Ecuador
, con el fin de fomentar la implementación de proyectos amigables con el ambiente, innovadores, sostenibles y replicables.
En cinco convocatorias de Premio Verde se ha registrado más de 360 postulaciones de Instituciones Financieras y ha entregado recursos por más de USD 6.5 millones que, sumados a la actual edición, son USD 8 millones destinados a impulsar la conservación ambiental del Ecuador.
Frente al crecimiento de la tendencia Green Banking en el mundo, existe cierto nivel de duda y desconfianza por parte de algunos usuarios, lo que le convierte a la implementación de este Ecosistema Verde en un reto importante. Uno de los principales fundamentos de quienes tienen este punto de vista, es que existen Instituciones Financieras que realizan actividades sostenibles para desviar la atención de gobiernos y ciudadanía en general, esta práctica es conocida como Greenwashing.
Este término es una evolución del concepto del Whitewash o “blanqueo de imagen”, donde las compañías destacan valores cultural y corporativamente positivos para sobresalir sobre prácticas donde su ética se ha visto afectada negativamente. A través de este método, pretenden limpiar su imagen para no perder usuarios cercanos a la marca.
Frente a esta problemática, las Instituciones Financieras que buscan generar confianza y ser identificadas como Verdes, realizan sus prácticas institucionales guiadas por el Plan de Acción de Finanzas Sostenibles de la Comisión Europea aprobado en 2018, el cual ha funcionado como guía de operación para la Banca, dado que integra la sostenibilidad en la gestión de riesgos a la hora de realizar inversiones.
Las emisiones de Bonos Verdes en 2021 superaron la cifra de USD 517.500 millones. Es la cifra anual más alta desde el inicio del Green Banking, según Climate Bods Market Intelligence. Esta cifra representa un aumento del 50% desde los USD 434.500 millones en 2020, cuando el Green Banking había registrado su mayor crecimiento, impulsado, principalmente, por los Bonos Pandémicos que se emitieron durante el pico más alto del Covid-19, un subconjunto de la etiqueta de Bonos Sociales. Por otro lado, un análisis de McKinsey menciona que se necesita un total de USD 9 billones en Inversión Verde cada año para alcanzar el cero neto de emisiones en 2050.
Sean Kidney, CEO de Climate Bonds, concluyó que la emisión de
Bonos Verdes
para 2025 deberá alcanzar la cifra de USD 5 billones anuales para lograr los objetivos climáticos globales.
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